martes, 26 de enero de 2016

¿Por qué a mí no me ha gustado la Chica Danesa?

Pues por muchos motivos. Para empezar en mi opinión está que Tom Hooper no es tan buen director como la crítica de Hollywood defiende y que Eddie Redmyne ha nacido para hacer papeles caracterizado y biográficos ya está quedando claro, aunque para mí no tanto.

La película parte de una cantera muy potente, tiene un argumento que en principio podría resultar transgresor, y que además defiende el guión original del libro. Resumiendo: película nacida para Óscar, pero que al final no es para tanto. Eddie sobreactúa en niveles excesivos, o a mí es lo que me ha parecido, no llegué a conectar con su interpretación en ningún momento, como ya me pasó en la aclamada por todos Teoría del Todo en la que nuevamente vimos a un actor disfrazado, y ya. 

El reparto, al igual que el argumento parece prometer con una Alicia Vikander que se come todo el peso de la película y que la salva de una estrepitosa caída hacia el olvido, y aún así, no del todo. Es predecible y aburrida, no me hizo sentir absolutamente nada, excepto en alguna que otra escena que por lo intenso de la situación removía un poco las entrañas. Desde luego, ante caracterización y recursos, nada que objetar, al igual que en Los Miserables, a Tom Hooper en ese aspecto no se le pasa una (algo que no podríamos decir de todos los directores) pero simplemente defiende con gran artificio una película que quiso llevarse un Oscar, y no pudo, porque se queda a medio camino entre la transgresión y el edulcoramiento, y tiene más de esto último que de lo primero. 

De nuevo somos ciudadanos del siglo XXI viendo con ojos del siglo XXI una cuestión que sucede en 1926, en otras palabras, construye una historia cómoda para el espectador devorando todo el alma de la historia hasta dejarla desaparecida. Por no hablar de como trata el mundo del arte, que a pesar de ser artistas ambos protagonistas es un factor que pasa por encima de puntillas, como el resto de los temas a tratar, ni más ni menos. En conclusión: cutre, artificiosa, exasperante y para colmo aburrida y predecible.