Interestellar, las obsesiones de Cristopher Nolan

Hacer una película de ciencia ficción no es fácil, nada fácil. Jugar con las obsesiones humanas del espacio tiempo tampoco, y llegarle a un gran público con todos estos datos, mucho menos. Cristopher Nolan (director de Origenes, Memento y El Truco Final) es un director lleno de cuestiones incuestionables y de obsesiones humanas, es lo hace grande, y posiblemente por eso me gustan tanto sus películas.

El año pasado este director estrenó Interestellar, un drama espacial (me saco los géneros de a manga) iterpretado por Matthew McConaughey, Anne Hathawey, David Gyasi, Jessica Chastain (que recordaremos de Mamá, Criadas y Señoras o El Árbol de la vida), Mackenzie Foy y Matt Damon (que estrena Marte este año) y Michael Caine. Un gran reparto, para una compleja película que quiere meterse en un mundo muy complejo cuyo engranaje fundamental es el tiempo (y el espacio)

Repetimos conceptos, como en las tres películas repetidas en el primer párrafo. Si bien en Memento se ve más claro, en Orígenes vemos una clarísima referencia a la obsesión de la existencia de mundos paralelos y de como el tiempo influye en ellos. Amén de lo interesante del argumento, apreciamos buenas interpretaciones, una gran calidad técnica y una música de diez. Pero, y aquí viene la tara, el film rezuma una complejidad hiperbólica para explicarnos una obsesión muy humana, y es que Cristopher Nolan tiene la asombrosa habilidad de introducir en sus recursos una complicación que a veces opino que se le va de las manos. No alcanzo a comprender porque da tantas vueltas sobre sí mismo, y a veces me recuerda un poco a esa habilidad que tenemos en ocasiones de decir muchas palabras bonitas para ver si el significado del contenido torna cara una profundidad todavía más intensas.

Explica un sentimiento de un modo que se aleja bastante del propio espectador y sus vivencias como ser humano. Lo que hay que destacar está claro, aquel que viera la película se quedaría enamorado de su fotografía y espacios, así como de su estética trabajada en la que nada se deja al azar, algo que tampoco se podría contemplar en los ámbitos en los que este director se mueve. Aún con esto, es una pleícula más que recomedable.